viernes, 20 de noviembre de 2009

A ti Dios que nos das los dones, pero pides a cambio la fatiga

Ya he comentado antes mi formación LaSallista, de la cual estoy súper orgulloso. Ojo, que te impartan valores y religión, no quiere decir que éramos casi seminaristas, de misa y leer la Biblia cada hora, digo, como en todo, el que quiere lo hace, y no hay problema, el que se abstiene también se le respeta.
Pero de eso a que, como un amigo me decía “¿es cierto que antes de una clase rezan?”, jajaja, nada más alejado de la realidad, los formadores Lasallistas te inculcan la religión y los valores como una parte de tu educación, pero no por obligación, sino por convicción. Lo haces porque quieres, no porque debes.
El título del post es muy significativo para mí, porque es una frase que yo considero “pilar” de la formación Lasallista. “A ti Dios que nos das los dones, pero pides a cambio la fatiga”, es una frase con tantas lecturas, cada quien le da un sentido diferente.
Pero para efectos de este post, me enfocaré en cuanto a las Finanzas Personales.
Si algo he aprendido en la vida, es que nada es gratis, al menos nada que valga la pena. Obvio, hay cosas que no se compran con dinero, como la salud, los amigos y la familia, pero aceptémoslo, vivimos en un mundo capitalista 100% (a menos que seas cubano, y de todas formas tu país está cambiando). Así que el dinero es necesario, quieras o no.
Sé que todos queremos cosas buenas, un buen coche, una buena casa, buena comida, buena ropa, buen celular, etc. ¿Pero te has dado cuenta cuántas personas están realmente dispuestas a sacrificarse por ello? Te apuesto a que son pocas.
Yo lo he sentido, cuando cobro mi quincena, obviamente me da muchísimo gusto, tener dinero, aunque sea poco, pero además de ello saber que además de pagarme, por mi dinero como tal, de una forma u otra lo considero también un premio, sí, un premio por salirme de la cama cuando estoy más dormido, por levantarme a las 5 de la mañana, por aguantar el tráfico, comer en la calle, etc. Siento que ese es el “don” que me dan, por la “fatiga”, que yo les doy a cambio, que sea poco o mucho es subjetivo, de hecho procuro pensar en ello lo menos posible.
No me voy a curar en salud y decir “mira mi ejemplo... hazle como yo”, cuando alguien me dice eso, es cuando menos ganas me dan de “imitarlo”.
En cambio, tú puedes vivir ignorando del todo la fatiga y los dones. Puedes pagar con tarjeta de crédito, pedir prestado o algo parecido. Lo más seguro es que uses crédito, y con ello vivas de tu “flojera”, en lugar de vivir de tu “fatiga”. ¿Por qué en lugar de pedir prestado (porque eso es lo que haces con el crédito, finalmente) no ahorras durante x tiempo y lo compras de contado? ¿Por qué acostumbrarnos a esa vida, si podemos vivir de diferente forma y mucho mejor?
Hay que pensarlo bien, y saber hasta que punto nuestra forma de vida es producto de nuestra fatiga, y no de otros factores.
Este post quedó muy filosófico, los próximos serán más prácticos y lights.

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